Patricia García-Rojo escribe mientras baila y pinta. He oído a Patricia decir que “(...) de mayor quería ser bailarina y pintora. Pero he acabado siendo escritora...”
Y, fíjate, creo que se equivoca.
Patricia baila con las letras, al compás. Crea una historia que gira y salta, se detiene y se desliza, armónica, que se mueve al son de una música que escuchas al leer.
Patricia García-Rojo pinta con detalle. Pinta con sus palabras personajes bellos, divertidos, cercanos, extraños y atrayentes. Explica lo que les ocurre elaborando dibujos y composiciones con sus frases, de texturas sobre texturas y colores particulares (rojo culpable, amarillo suplantador…).
En las páginas de sus libros boceta una coreografía. Su trama tiñe como una acuarela que se extiende, sinuosa, sin aparente control, hasta completar un cuadro de hermosos movimientos o un baile de pigmentos prodigiosos.
Leo lo que Patricia García-Rojo escribe y mi ánimo lleva el ritmo de sus pinceladas.
Me da que la musa Terpsícore y el dios Apolo se apuntan a la fiestuki que Patricia García-Rojo monta cada vez que escribe, y no se pierden ni una.
Yo, desde luego, que cada vez que saca un libro nuevo me dan ganas de mover el esqueleto, me pongo hecho un pincel y voy a la librería.
De pequeña, Patricia García-Rojo quería llegar a ser bailarina y pintora. Ha acabado siendo escritora. No sé si ella se habrá dado cuenta pero, escribiendo, todos sus sueños se están cumpliendo.

Patricia García-Rojo escribe, pero hay más cosas en su vida
Patricia García-Rojo Cantón nace en Jaén allá por 1984, o sea, hace poquito. De peque le da a todos los palos artísticos que encuentra, sobre todo quería ser bailarina o pintora (ya sé que lo sabes) pero ya de jovencilla se centra en la escritura, animada por su profe de Lengua y Literatura de Bachillerato. Como amante de las letras que es, estudia Filología Hispánica en la Universidad de su tierra, y poco después gana el premio Andalucía Joven de Narrativa, animada esta vez por una amiga.
Y lo que le anima más es que gracias a este premio publica en 2008 su primera novela: La Fábrica Creátor, primer volumen de la saga Los Portales de Éldonon (Editorial Berenice), narrativa fantástica juvenil.

¡Y esto ya es un no parar!
- En 2011, reedita La Fábrica Creátor y publica el segundo volumen, Los Cines Somnios.
- En 2012 publica Amar es aquí, su primer poemario (Ediciones Torremozas), aunque ya tenía (y tiene) poesía a disposición de los lectores en su blog Ridícula Calamidad.
- En 2013, la tercera parte de Los Portales de Éldonon: La Última Musa.
- En 2014, la última de la tetralogía: La sede de los Imagintos. Y también publica Lobo. El camino de la venganza (ediciones SM) que queda finalista del premio Gran Angular.
- En 2015 gana el Premio Gran Angular, con la obra El mar.
- En 2016 Lobo. El camino de la venganza gana el Premio Hache de Literatura Juvenil de Cartagena.
- Este mismo año comienza a publicar las novelas infantiles protagonizadas por unos enanos muy molones autodenominados La Pandilla de la Lupa (Erika, Manu, Carol y Álex), que hasta la fecha de esta entrevista (septiembre de 2019) consta de los títulos: Color verde ladrón, Color azul enemigo, Color morado traidor, Color rojo culpable, Color amarillo suplantador (SM, colección El Barco de Vapor). Con dibujos muy chulos de Lucía Serrano (aquí tienes más).
- Y también publica Cumpleaños número 15, poemario ilustrado por su marido, el insigne Nacho Pangua (Ediciones Torremozas).

- En 2017 publica Las Once vidas de Uria-ha (SM), finalista en los Premios Kelvin 505 en 2018.
- En 2018 la editorial Anaya le publica La Alacena (colección Duende Verde), con dibujicos de su marido (que sigue siendo Nacho), y El café de por las tardes, poemario finalista en dos certámenes y publicado por UJA (Universidad de Jaén).
- En 2019, hace unos meses, publica Yo soy Alexander Cuervo (SM) y, hace poquito, gana el premio Ciudad de Málaga de Narrativa Infantil con El secreto de Olga, que publicará Anaya.

En otro orden de cosas, actualmente es profe de Lengua y Literatura, igual que aquel que años atrás le animó a escribir. Ahora es ella la que nos da el pellizco en las ganas, con sus escritos. ^__^
Patricia García-Rojo escribe las respuestas de esta entrevista
Para ir calentando el ambiente, ¿cuál es tu relación con el dibujo, en general?
Mi sueño de pequeña era ser pintora. Así que desde los seis a los dieciocho estuve en clases de dibujo, incluso comencé el bachillerato de Arte, pero entonces se coló la literatura por medio y me sedujo. Aún así, dibujo muchísimo y sigo la carrera de infinidad de ilustradores y artistas. Me encanta la pintura, sigue siendo una de mis grandes pasiones. En casi todas mis novelas aparecen cuadros.

¿Me hablas de algún ilustrador que te haya marcado de alguna manera? (haya ilustrado tus obras o no).
Nacho Pangua, mi marido, es ilustrador y hacemos un equipo estupendo. Aprendo muchísimo trabajando con él y, sobre todo, viéndolo trabajar, podría pasarme horas. Su forma de dibujar ha cambiado la forma en la que yo me enfrento al dibujo, incluso a la literatura. Después, por supuesto, hay infinidad de ilustradores que me fascinan y de los que intento aprender constantemente como Bea Tormo, David Sierra o Joe Todd Stanton. Mi sueño sería publicar algo ilustrado por ellos.

¿También dibujas? ¿Has ilustrado algún texto tuyo?
¡Me he adelantado a esta pregunta con mis respuestas anteriores! Dibujo mucho, me relaja y me calma especialmente cuando paso por etapas complicadas. Siempre voy con mi libretilla para escribir y dibujar en el bolso. Pero jamás he ilustrado mis trabajos porque no tengo ni el nivel ni la calidad necesaria. Estoy poco entrenada y eso hace que mi ilustración no sea profesional, no estaría al nivel.

Como escritora, ¿prefieres la ilustración de la que llaman “vía objetiva”, tipo cronista que describe justamente lo que dice el texto, o te decantas por la “vía subjetiva”, que refleja una visión emocional de la obra? ¿Y como lectora?
Me gustan las dos vías, creo que depende del texto. Hay textos que piden esa vía objetiva porque, por la complejidad de lo que describen, por ejemplo, precisan el apoyo de la ilustración para situar al lector; pero otros necesitan esa vía subjetiva en la que el ilustrador interpreta y muestra sus propias percepciones tras la lectura del texto, creo que es muy enriquecedora. Tanto como lectora como escritora, me gustan las dos formas.

¿Alguna vez te ha inspirado una ilustración para escribir, invirtiendo el proceso habitual?
De hecho, soy una escritora tremendamente visual. Siempre parto de imágenes mentales para escribir o de imágenes reales. Tengo carpetas de Pinterest con ilustraciones y fotografías por cada una de mis novelas, me resulta fundamental. Y sí, son muchas las veces que he visto una ilustración y he pensado “es exactamente éste el punto de partida”.

¿Me nombras algún escritor que haya sido (o sea) un referente para ti?
¿Puedo ponerte una lista? Partiendo de Tolkien y pasando por Louise Cooper y tantos otros escritores de fantasía, me quedaría sin espacio. Pero también me ha influido mucho Jostein Gaarder, que sabe combinar la filosofía con la narrativa de forma magistral. Tampoco puedo olvidar a los clásicos de la literatura universal, esos son los grandes maestros a los que siempre hay que leer con un lápiz en la mano, de los que más aprendo.

Escribes para el público infantil, ¿por qué?
Podríamos decir que casi por casualidad. Comencé escribiendo juvenil y, tras quedar finalista del premio Gran Angular en 2013, la editorial SM me propuso hacer una prueba de escritura para unos cuadernillos de lectura para colegios. La experiencia fue muy enriquecedora, nunca antes había escrito para niños y descubrí que me encantaba. Al final engancha, porque la visión del mundo de un niño es tan rica y tan libre que abre infinidad de posibilidades.

¿Qué consejos les darías a los nuevos escritores que quieren dedicarse al público infantil?
Fundamentalmente, leer mucha literatura infantil. Yo fue lo que hice (y lo que hago). Pasé dos años leyendo literatura infantil, en los mejores momentos, seis títulos a la semana. A escribir se aprende leyendo y no hay mejor consejo para alguien que quiera enfrentarse a esta tarea. La literatura infantil no es más sencilla que la adulta, de hecho, precisa de unos niveles de contención y control muy parecidos a los de la poesía. Al escribir para niños eres un orfebre, cada palabra cuenta. Por eso hay que formarse muy bien. Escribir para niños no es llenar un texto de diminutivos.

Para que Patricia García-Rojo siga escribiendo, bailando con las letras y pintando palabras en sus libros para alegría de lectores (como yo), habrá que dejarla un poquito en paz. Así que, si quieres saber más, por aquí te dejo unos vínculos muy hermosos que seguir, y si te apetece leer de otros artistas que también escriben como dioses de las artes, pica por aquí y verás.
- Web de Patricia García-Rojo
- Twitter de Patricia García-Rojo
- Facebook de Patricia García-Rojo
- Instagram de Patricia García-Rojo
- Blog de Patricia García-Rojo: Ridícula calamidad
- Entrevista a Patricia García-Rojo en El templo de las mil puertas
- Patricia García-Rojo en la editorial SM
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© De la foto de cabecera: Patricia García-Rojo.
© De la foto de Patricia cumpliendo sueños: Claudia García Pinto.
© De las ilustraciones y fotos en general, reservados todos los derechos a los artistas mencionados al pie de cada imagen, posicionando el cursor encima, en los datos del libro al que corresponde o en el apartado "Créditos", salvo acuerdo directo con el autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
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