Begoña Oro es especial. Sí, bueno, tú dirás, «¡Buf! ¿Y quién no es especial? ¡Todos somos especiales! Vaya cosa». Y no te quito la razón. Peeeeero, Begoña Oro es MUY especial. En serio.
Piensa, sueña y siente de una manera muy especial.
¿Cómo, si no, escribiría COMO ESCRIBE?
Porque Begoña Oro escribe de una forma especial.
Escribe de una forma tan especial, que no te puedes despegar de sus páginas. La carnicera te pregunta: “¿Va a querer la ternera troceada?”, y tú: «Hum, hum», afirmando con la cabeza mientras sigues leyendo a Begoña Oro. El conductor del autobús te dice: «¡Solo hasta Prado!», y tú le respondes: «Hum, hum», afirmando de nuevo, sin dejar de leer. La policía te apunta y dice: «¡Policía, arriba las manos!», y tú dices: «Hum, hum», negando esta vez, porque no piensas soltar el libro. Y sigues leyendo.
Begoña Oro elige las palabras como el pirata busca un terruño para su tesoro, con denuedo y sin descanso (pero sin pala). Comparte sus vivencias como el bocata en el recreo, escoge el trozo más grande y sabroso, y te lo tiende, sin reparo. Te saca una carcajada sin que te lo esperes y le das un susto al que está a tu lado («¡demonios!», grita). Pone tu cabeza a cavilar con cosas corrientes y se te ponen los ojos soñadores. Sus personajes viven más allá de sus páginas (porque te los llevas contigo). Cuando crees que la entiendes, va y te sorprende.
Ya te digo, Begoña Oro es especial. Ella lo es porque sus escritos lo son. O al contrario, no sé. Lo único que sé es que cuando leo a Begoña Oro siento algo especial. Prueba tú.

Begoña Oro, un poquito de historia
Begoña Oro Pradera nació en Zaragoza un año (no sé cuál, eso es cosa de ella y tampoco es necesario molestar). Hija de un genio científico (nada malvado) y una deportista dicharachera, decidió estudiar Derecho en la Universidad de su ciudad, pero sintió la llamada del libro (poderosa) y se especializó en Literatura en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde también realizó un curso de posgrado en Edición.
Soltó los libros de la Uni, compró una agenda, se remangó y se dispuso a trabajar. El grupo SM tuvo suerte y la contrató. Fue editora de un montón de colecciones juveniles, también responsable del canal escolar y jefa del Departamento de Investigación y Comunicación editorial. Una curranta de pro, vaya. Pero no contenta con todo eso, y con la llamada del libro aún resonando en sus oídos, salta el gran charco (con un avión) y se dedica a promover la lectura realizando talleres por toda Centroamérica.

Pero ojo, que también escribe (¿acaso creías que no le iba a dar tiempo?). Si sumamos los libros escritos por ella, los que ha traducido, dirigido u organizado, nos salen… eeee… (más dos, me llevo uno…) bueno, un par de cientos. Sí. Eso he dicho.
¡Y le ha dado por acumular premios con sus libros!: el Gran Angular y el premio Hache por Pomelo y limón; Premio Eurostars de Narrativa de Viajes por ¡Buenas noches, Miami!; Premio Jaén de Narrativa Juvenil (junto a Alberto Jiménez Schuhmacher) por Tú tan cáncer y yo tan virgo; Premio Lazarillo con Un fuego rojo y finalista del Premio El Barco de Vapor con El niño del carrito.

Utilizando portales interdimensionales para doblegar el tiempo a su voluntad, se ha dedicado también a escribir columnas dominicales en Heraldo de Aragón, a colaborar en Heraldo Escolar e impartir charlas sobre lectura, literatura infantil y juvenil, planes lectores, edición o escritura. Y hasta ha sido secretaria de la junta provincial de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) en Zaragoza.

Begoña Oro escribe… las respuestas de esta entrevista
Para ir calentando el ambiente, ¿cuál es tu relación con el dibujo, en general?
Es una relación desajustada. De pequeña quería ser pintora, pero dibujar es posiblemente lo que peor se me da del mundo. Por otro lado, aprecio mucho las ilustraciones, me gusta rodearme de ellas pero es como si contuvieran un secreto que muchas veces no logro descifrar. A veces eso me gusta y otras veces me frustra.

¿Me hablas de algún ilustrador que te haya marcado de alguna manera? (haya ilustrado tus obras o no).
Cuando vivía en Zaragoza conocí a Elisa Arguilé y pude espiar su forma de trabajar, que es ni más ni menos que la de un artista. Me hizo un retrato que preside mi estantería y mi página web.
Tampoco puedo dejar de citar a los ilustradores de uno de mis primeros trabajos: ‘Lecturas para dormir un rey’ y ‘Lecturas para dormir a una princesa’. Estas antologías que creé para SM contienen ilustraciones de Pablo Amargo, Asun Balzola, Federico Delicado, Rocío Martínez, Teresa Novoa y Noemí Villamuza. Todos ellos fueron seleccionados por el entonces director de arte de SM, Alfonso Ruano, y todos me han marcado por su excelencia y exigencia. Considero un lujazo que mi bibliografía esté en cierto modo ligada a la suya.

¿También dibujas? ¿Has ilustrado algún texto tuyo?
¡Jajajajajaja!
O sea, no.

Como escritora, ¿prefieres la ilustración de la que llaman “vía objetiva”, tipo cronista que describe justamente lo que dice el texto, o te decantas por la “vía subjetiva”, que refleja una visión emocional de la obra? ¿Y como lectora?
Como escritora y como lectora, prefiero la vía subjetiva. Creo que enriquece la obra. Creo firmemente en la doble autoría del escritor-ilustrador. Pienso por ejemplo en el trabajo de Paloma Corral con el que ganamos el premio Lazarillo a álbum ilustrado. Tenéis que ver lo que hizo Paloma a partir de mi texto, cómo crece y se expande y tiene un vuelo propio.
(¡Perdón! ¡He vuelto a hablar de lo mío!)

¿Alguna vez te ha inspirado una ilustración para escribir, invirtiendo el proceso habitual?
¡Sí! Escribí un cuento, El viaje intercontinental del guardián de lo pequeño basado en un cuadro de Alfredo Castañeda. En el cuadro solo aparecía el personaje del guardián de lo pequeño. Nada más verlo sentí que contenía una gran historia.

¿Me nombras algún escritor que haya sido (o sea) un referente para ti?
Arnold Lobel, Gloria Fuertes, Michael Ende, Shel Silverstein, Jutta Bauer…

Escribes para el público infantil, ¿por qué?
Porque me gusta habitar ese mundo suyo más ancho y hermoso, ese mundo infantil en que tienen cabida la fantasía (a pies juntillas), lo absurdo, el humor, también el miedo… pero no hay lugar para los prejuicios ni la amargura ni el cinismo. Porque los niños no están de vuelta y me encanta recorrer con ellos caminos de ida por primera vez. Porque me gusta más descubrir que revisitar.
Creo que también porque, si veo pintada una rayuela en el suelo, no puedo evitar saltar sobre ella.

¿Qué consejos les darías a los nuevos escritores que quieren dedicarse al público infantil?
Escuchar a los niños, dejarles hablar. Leer buena literatura infantil, claro. Leer buena literatura. Leer poesía. Cuidar el lenguaje como si estuvieras escribiendo a un académico de la Lengua. Sucumbir de vez en cuando al gamberrismo. Tomárselo muy, muy en serio. No ponerse ñoño, no ponerse pesado, no hablar a los niños desde arriba ni tampoco querer congraciarse con ellos a toda costa. Llevarles la contraria a veces. Quererlos.

¡Oooooh!... Aquí termina la entrevista, qué pena. En fin, Begoña Oro tiene mucho que hacer (tocar el piano en el Himalaya o algo así he leído), pero si quieres, puedes seguir pululando por el blog, aquí tienes más entrevistas a gente que escribe genial. ^__^
Te dejo aquí abajo más info sobre Begoña Oro. Te animo a que eches un vistazo, estoy seguro de que te va a gustar. Yo me quedo por aquí, paseando por mi casita virtual y disfrutando. Poder entrevistar a Begoña Oro me ha hecho sentirme especial. ^__^
- Web de Begoña Oro
- Blog de Begoña Oro
- Instagram de Begoña Oro
- Twitter de Begoña Oro
- Reseña de Misterios a domicilio en BLI
- Reseña Croquetas y wasaps en El templo de las mil puertas
- Reseña Pomelo y limón en El templo de las mil puertas
- Entrevistas:
- Entrevista en blog Eleenfant cuentos
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14 marzo, 2019
Son las 23:51 de la noche y aquí me tienes, leyendo tu blog. Y no puedo parar. Empiezo tus historia con una sonrisa y acabo con una carcajada. Y lo que comenzó siendo un ‘buenas noches, me voy a la cama que estoy destrozá’ se convierte en ‘tengo ganas de hacer una guerra de almohadas, de esas de los cuentos de princesas, y llenar toda la habitación de plumas’. Tienes un don, el de convertir lo cotidiano en mágico, no sé de donde sacas tus ideas, pero conserva siempre esa pócima milagrosa. Haces que la vida sea más bella. Dónde narices has estado durante estos últimos 20 y pico años!? Jijiji
15 marzo, 2019
Mar, hoy me he levantado de un humor de perros (mosqueados), con la nariz taponada por la alergia traicionera y la cabeza embotada de ideas enmarañadas, como madejas en un cesto de gatos (furibundos). Ha sido leerte y, aunque todo eso sigue igual, una sonrisa inesperada ha ganado un hueco a base de codazos. Y sigue aquí, instalada bajo mi nariz mocosa, mientras te escribo.
¡Jo, muchísimas gracias por tus palabras! ¡Qué regalo! ^___^
Veinte años… Vaya, creía que habían sido dos. No sabes cómo me alegra el reencuentro, amiga. ^____^
15 marzo, 2019
¡Hola, Enrique!
He sonreído mucho con tu introducción a Begoña y la entrevista me ha parecido muy interesante. Tienes una forma de escribir muy positiva, y tus palabras transmiten lo especial que Begoña es para tí. Tú sí que eres especial.
¡Un abrazo!
18 marzo, 2019
¡Hola Anael!
¡Muchas gracias por tus palabras! Así da gusto ^___^ Espero que te anime a leer a Begoña, si no lo has hecho ya. Y también a que sigas viniendo por mi casita virtual, claro.
¡Otro abrazo de vuelta!